Los siguientes factores de riesgo aumentan las probabilidades de padecer cáncer de mama (CaM), aunque no implican necesariamente su aparición:

  1. Ser mujer. El CaM en los hombres solo representa menos del 1% del total del CaM de ambos géneros. Para el hombre no se realizan cribados, pero debe acudir a su médico ante cualquier síntoma relacionado con el complejo areola-pezón y/o axilas.
  2. Comienzo de la menarquia a una edad temprana (menor a los 12 años) o aparición tardía de la menopausia (más de 55 años). En estos casos, la paciente padece a una exposición más prolongada de las hormonas de progesterona y estrógeno.
  3. Herencia genética (mutaciones). Entre el 5% y el 10% de los cánceres de mama son hereditarios. Las mutaciones de los genes BRCA 1 y BRCA 2 son las más frecuentes en los cánceres de mama y ovario. Estos genes producen proteínas en las células normales que reparan el ADN dañado, pero a veces en vez de la reparación se producen capacidades proliferativas anormales que conllevan el desarrollo del tumor. Las personas que hereden dichas mutaciones no necesariamente tendrán el cáncer, pero sí aumentarán las probabilidades de que lo padezcan.
    El resto de los cánceres de mama (aproximadamente el 90%) son esporádicos y en ellos las mutaciones se producen a lo largo de la vida. Son los factores epigenéticos negativos los que van a influir en la producción de las mutaciones. Existen tumores que necesitan hasta 10 mutaciones para desarrollarse, mientras que en otros basta con sola una mutación. Constantemente se van descubriendo nuevos genes implicados en el desarrollo de la enfermedad, a la vez que se desarrollan técnicas novedosas para el diagnóstico molecular.
    Las mamografías que se realizan a las mujeres a partir de los 40 años se clasifican en grados según la densidad del tejido glandular. Las mamografías de categoría C y D poseen mayor riesgo a padecer CaM y conllevan además un aumento de falsos negativos en el diagnóstico. Por ello, deben ir acompañadas de una exploración con ecografía.
  4. Patología mamaria benigna: lesiones proliferativas con atipia, hiperplasia ductal atípica, hiperplasia lobulillar atípica y cáncer lobulillar in situ.
  5. Tratamiento con radioterapia en mujeres jóvenes.
  6. Tabaquismo. El Dr. Mariano Barbacid, prestigioso investigador y bioquímico español, afirma que si elimináramos el tabaco, la incidencia del cáncer se reduciría al 50%, entre ellos el CaM. Según sus estudios, con tan solo 15 cigarrillos fumados puede producirse una mutación. Aunque no todos los fumadores van a desarrollar el cáncer, pues existen factores que ayudan a reparar las mutaciones, sí aumentan las probabilidades de padecerlo. Por el contrario, también existen accidentes genéticos, es decir, aquellos casos en que teniendo poco factores de riesgo, tales como ausencia de tabaquirmo, se puede llegar a desencadenar una mutación y producirse el cáncer.
  7. Contaminación ambiental. La contaminación se asocia a un mayor riesgo de padecer CaM después de la menopausia. Lo predice el último estudio de investigación en la atención primaria de Jordi Gol en Barcelona (Agosto 2022)1 El objetivo de esta investigación era estudiar la asociación entre contaminación del aire, espacios verdes y el riesgo de contraer CaM tanto antes como después de la menopausia. Un aumento en la concentración de PM2,5, PM10 y NO2 incrementó el riesgo de CaM en las mujeres posmenopáusicas, mientras que en aquellas premenopáusicas solo concentraciones extremadamente altas de PM10 (igual o superior a 46 microgramos/metro cúbico) estaban asociadas con un mayor riesgo de padecer CaM. Debemos y estamos obligados pues a reducir la contaminación ambiental y aumentar los espacios verdes que ayudarán a disminuir el riesgo de CaM.
  8. Lactancia. La lactancia es tan beneficiosa que incluso reduce la incidencia del CaM. Se aconseja una duración mínima de 12 meses.
  9. Ejercicio. Un estudio publicado en la revista Journal British of Sports Medicine2 concluye que el aumentar el ejercicio y actividad física reduce el riesgo de padecer el CaM y también alarga la esperanza de vida para las mujeres que ya lo padecen. Consecuentemente, la inactividad, el sedentarismo y la obesidad se asocian a una mayor probabilidad de padecer CaM. La OMS recomienda para adultos de entre 18 y 64 años y para personas con afecciones crónicas: a) actividad física moderada aeróbica de 150 a 300 minutos semanales, b) 150 minutos de actividad intensa aeróbica o c) una combinación entre moderada e intensa.
  10. Alimentación. Comer sano ayuda a prevenir la obesidad. Los desórdenes metabólicos, las hormonas sexuales, los procesos inflamatorios y las infecciones son detonantes biológicos para desencadenar el CaM. La OMS recomienda ciertas verduras en la prevención de algunos tipos de cáncer. Una mayor ingesta de carotenoides (betacaroteno) se asocia a un menor riesgo de padecer CaM negativo para receptores de estrógenos. También los alimentos ricos en antioxidantes ayudarán a reparar las mutaciones, tales como zanahorias, espinacas, pimientos rojos, calabazas y tomates. Igualmente, frutas como la papaya, la naranja, la mandarina y el melocotón, así como la soja a temprana edad, ayudan en la prevención, aunque nunca en altas dosis. Por el contrario, deben evitarse los alimentos procesados industrialmente y aquellos que contengan azúcares y grasas u otros componentes de origen animal.
  11. Evitar el consumo de alcohol y uso prolongado de hormonas. El adecuado tratamiento de los procesos infecciosos disminuirá igualmente el riesgo de padecer CaM.
  12. Estrés psicológico. Las situaciones crónicas de estrés emocional influyen directamente en el desarrollo de los cánceres, entre ellos el de mama. Citamos el trabajo de los investigadores del CIBERCV del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa3 en el que se evidencia la manera en la que las células tumorales amplifican la adaptación a la hipoxia y su proliferación incluso en circunstancias adversas. Resumimos el proceso: el estrés emocional y ambiental crónico produce un estrés adrenérgico que induce una respuesta de pseudohipoxia en las células cancerosas de la mama. Se elevan los niveles de hormonas (catecolaminas), que a su vez aumentan la producción de las proteína GRK2 y de un regulador HuR para acumular un factor llamado HIF-1, los cuales afectarán a la funciones celulares, siendo la más importante la que induce a la supervivencia y a la formación de nuevos vasos sanguíneos con más oportunidades de seguir expandiéndose, facilitando así la supervivencia de las células cancerosas. Por todo ello, es fundamental el desarrollo de una salud mental equilibrada y sana, no solo para prevenir el cáncer, si no también como ayuda al tratamiento terapéutico del mismo, evitando la expansión de las células cancerosas.

  1. Dixon-Suen, Suzanne & Lewis, Sarah & Martin, Richard & English, Dallas & Boyle, Terry & Giles, Graham & Michailidou, Kyriaki & Bolla, Manjeet & Wang, Qing sheng & Dennis, Joe & Lush, Michael & Investigators, ABCTB & Ahearn, Thomas & Ambrosone, Christine & Andrulis, Irene & Anton-Culver, Hoda & Arndt, Volker & Aronson, Kristan & Augustinsson, Annelie & Lynch, Brigid. (2022). Physical activity, sedentary time and breast cancer risk: a Mendelian randomisation study. British Journal of Sports Medicine. 56. bjsports-2021. 10.1136/bjsports-2021- 105132.
  2. Terre-Torras, Isaura & Recalde, Martina & Díaz, Yesika & De Bont, Jeroen & Bennett, Matthew & Aragón, María & Cirach, Marta & O’Callaghan-Gordo, Cristina & Nieuwenhuijsen, Mark & Duarte-Salles, Talita. (2022). Air pollution and green spaces in relation to breast cancer risk among pre and postmenopausal women: A mega cohort from Catalonia. Environmental Research. 214. 113838. 10.1016/j.envres.2022.113838.
  3. Reglero, Clara & Lafarga, Vanesa & Rivas, Veronica & Albitre, Ángela & Ramos, Paula & Berciano, Susana & Tapia, Olga & Martinez chantar, Maria & Mayor, Federico & Penela, Petronila. (2020). GRK2-Dependent HuR Phosphorylation Regulates HIF1α Activation under Hypoxia or Adrenergic Stress. Cancers. 12. 1216. 10.3390/cancers12051216.